Economía circular en el diseño urbano: sostenibilidad y participación comunitaria
marzo 9, 2022
Si bien la economía circular a menudo se observa en relación con el objeto arquitectónico, a través del enfoque del reciclaje de materiales, el análisis del diseño para el desmontaje y los fletes de materiales, el marco completo se promulga a escala de vecindario y ciudad. Ya se trate de visiones de comunidades circulares que insinúan cierto nivel de autosuficiencia o de políticas puestas en marcha por las ciudades, los proyectos a escala urbana ejemplifican los principios rectores de la economía circular, proporcionando un vistazo de lo que podría ser una versión completa de la misma. A continuación, se exploran las estrategias utilizadas en los entornos urbanos circulares, desde la arquitectura y los materiales de construcción hasta la producción de energía, la gestión de residuos y la producción de alimentos, así como los procesos y operaciones que rigen estos diseños, proporcionando información sobre las condiciones que informan la circularidad.
La economía circular suele reducirse a las 3R -Reducir-Reutilizar-Reciclar, pero el concepto es mucho más complejo, presentando múltiples ramificaciones que implican cambios del paradigma en cómo se diseñan los entornos urbanos. Las ciudades son centros de consumo de recursos y productores importantes de emisiones de gases de efecto invernadero. El modelo económico prevalente es lineal y se traduce en la extracción de materias primas para la fabricación de componentes que posteriormente se utilizan y acaban como residuos al final de su ciclo de vida. Se pronostica que la demanda de materias primas se duplique para el 2050. Las comunidades urbanas son elementales para desarrollar modelos de economía circular, por lo que es fundamental analizar la estructura urbana en su conjunto.
En el 2020, la UE publicó un Plan de Acción de Economía Circular, uno de los componentes críticos para implementar el Green New Deal. La estrategia implica el diseño de productos sostenibles, la reducción de residuos y la creación de un mercado de la UE para materiales secundarios, entre otros pasos. El plan describe la posible introducción de requisitos de contenido reciclado para ciertos productos de construcción, un cambio de paradigma significativo para los códigos implementados en el sector de la construcción. Además, la UE busca promover iniciativas para reducir el sellado del suelo y rehabilitar terrenos abandonados o contaminados.
Las ciudades ya están encabezando los esfuerzos para combatir el cambio climático y sentando las bases para una economía circular, lo que permite aún más diversas oportunidades de mitigación climática. Desarrollar estrategias de economía circular requiere crear una comprensión holística de cómo una ciudad gestiona sus recursos, cuáles son sus patrones de residuos e involucrar a las partes interesadas privadas para que se conviertan en socios en un nuevo marco económico local.
Una pionera en el establecimiento de una economía circular local es la ciudad de Praga. En 2019, la ciudad, junto con la organización Circle Economy, con sede en Ámsterdam, analizó los flujos de materiales locales y las emisiones de carbono en relación con la economía local para identificar las industrias clave en las que se podrían introducir prácticas de economía circular. El plan de acción resultante se tradujo en la creación de una red de Puntos de Reutilización que procesen elementos desechados como electrodomésticos y muebles, la recolección de desechos de alimentos domésticos que se convierten en biogás y la implementación de principios de agricultura circular en las tierras del sector agrario de la ciudad.
Además de las políticas que regulan la gestión de recursos, productos y residuos, a nivel de planificación urbana, existe un fuerte enfoque en la autosuficiencia en términos de producción de energía y alimentos, así como una mayor preocupación por la participación de la comunidad. La práctica Space&Matter, con sede en Ámsterdam, ha implementado con éxito los principios de la economía circular a nivel de vecindario, capitalizando los procesos participativos. En su búsqueda de entornos urbanos preparados para el futuro, el colectivo de arquitectura estableció una firma de desarrollo de proyectos que permitiría un proceso de creación conjunta que involucre a ciudadanos y usuarios finales. Para la práctica, involucrar a las personas en el diseño y el gobierno de sus comunidades es uno de los pasos clave para desarrollar una economía circular.
Uno de los proyectos más destacados de la empresa e impulsado por la comunidad, es Schoonschip, un barrio circular innovador en Ámsterdam. Hogar de más de 100 residentes, el proyecto cuenta con sistemas de energía, agua y residuos descentralizados y sostenibles. Una red inteligente de paneles solares ayuda a los residentes a intercambiar energía entre ellos, mientras que las tecnologías de tratamiento de agua recuperan energía y nutrientes de las aguas residuales. La comunidad de propietarios ha querido compartir la información acumulada durante el desarrollo del plan, por lo que el proyecto es de código abierto. El conocimiento que se utilizó para crear el desarrollo residencial se compiló en un sitio web que detalla varios aspectos, desde materiales hasta producción de alimentos y aspectos legales.
Para Taisugar Circular Village en Taiwán, el estudio de diseño Bio-architecture Formosana se centró en la modularidad para agilizar el montaje y desmontaje y simplificar la base de datos del banco de materiales. El proyecto cuenta con sistemas de energía renovable, servicios compartidos y una serie de sistemas de producción de alimentos, incluida la acuaponía. Al mismo tiempo, el proyecto implementa el modelo de producto como servicio, con ascensor, iluminación, mobiliario y sanitarios alquilados en lugar de comprados. Volviendo hacia los paisajes rurales, Valentino Gareri Architects ha diseñado el proyecto piloto para un modelo de aldea de economía circular. Al estilo de una ciudad jardín, el concepto prevé comunidades de hasta 200 personas con espacios de trabajo y convivencia, con microrredes de agua, energía y un sistema agrícola regenerativo. El proyecto también convertirá materiales inorgánicos en nuevos productos u recursos, de forma similar a los puntos de reutilización de Praga.
Avanzar hacia una economía completamente circular es un proceso complejo de varios pasos, que en su mayoría está impulsado por políticas. Sin embargo, como ilustran estos pocos ejemplos, los arquitectos, los diseñadores urbanos y las comunidades pueden tomar la iniciativa de traducir el marco circular a la escala de un desarrollo urbano, a través de intervenciones que no solo contribuyen a forjar la visión de la economía circular, sino que también promueven el conocimiento en el campo.
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